dimecres, 16 de gener del 2013

Miro atrás y no hago más que preguntarme que podría cambiar para que ahora estuvieras a mi lado o simplemente yo estuviese en tu lugar, bajo tierra, frío y sin vida...
Era un día oscuro, con unas nubes que traían más malas intenciones que lluvia, los rayos eran acciones crueles y los truenos palabras dolientes directas al alma.

Nadie te pidió que te metieses en medio, nadie dijo que me salvases la vida, que tu vida valía menos que la mía, debiste seguir yendo por tu cuenta, debiste olvidarte de mí, hacer como que no existía, como que era un simple espectro invisible para tus ojos, los cuales no volveré a ver...

Dicen que los ángeles no mueren. Pues se equivocan, mueren si es por una buena obra, mueren si es para salvar otro ser, si es para dar otra oportunidad a quién ha desperdiciado la primera...

Por eso, por esa oportunidad que me diste, te vengaré.

Los ángeles son buenos y no guardan rencor alguno pero te diré algo que no sabías...
Yo no pedí ser ángel, yo no pedí vivir y menos de este modo, así que te juro sobre tu propia tumba que encontraré al responsable de tu muerte corporal y la mía espiritual.

Porque sí, seré un ángel...
Pero un ángel sediento de venganza.  

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