Espero mi hora. Impasible. Sin mostrar ningún tipo de sentimiento, pues es lo que ellos esperan...
Verte llorar, gritar, suplicar por tu vida...

Una vida que aunque corta mucho mejor que la de ellos, pues después de la quema de brujas de hoy todos ellos desearán no haber nacido, maldigo ahora y por todos los dioses del inframundo que uno a uno caerán, por los siglos y los siglos, por siempre jamás, solo tormento y sufrimiento conocerán...

Y de nada les servirá porque mi alma oscura como el cuervo en la noche prevalecerá, pobres humanos mortales ilusos, creer que se desharían de mi...
De mi presencia...

La luna llena brilla en mi favor, es una noche que nadie olvidará jamás, pues todas ellas morirán, si, pero no en vano, pues es el sacrificio que le ofrezco a los dioses por mi eterna y joven alma.

Quemad, quemad tanto como gustéis, pero así no me asustaréis...
Quemad, Quemad todo mi ser, que mientras me quede mi magia oscura a nada le temeré...

Pérdida en medio de la nada, ya no me queda absolutamente ni un ápice de esperanza, moriré aquí en la sábana, rodeada de hierba muerta y animales que ni si quiera sabía que existían...

La última hoja de un árbol seco cae lentamente pasando por delante de mí, no recuerdo muy bien como eran las mariposas pero el efecto de esa hoja sería algo parecido.

La Luna y el Sol, ambos están observándome desde el cielo, un cielo amarillo, un cielo que parece cada vez más cerca, como si fuese a caer encima de mí, a engullirme hacia sus entrañas de extraños sucesos...

No se si es un pájaro, una hoja, o si existen las hadas, solo sé que es algo brillante, que parece indicarme que le siga...

Y solo un parpadeo desde que decido ir con esa cosa brillante que vuela, para que aparezca delante de mi una ventana a otro mundo, con más colores que ese amarillo pálido que se mezcla con el gris...

Pero me quedo observando.
No es algo que conozca, no se si será mejor o peor...
¿Qué hago? ¿Arriesgo?

La luz del día me ciega, así que busco refugio...

El único una casa abandonada, decorada con enredaderas mal cuidadas y musgo con vida propia, pero es la única manera de que la luz del sol no queme mis delicadas retinas...

Dentro todo esta oscuro, un regalo para mi vista, se va acostumbrando, hace mucho que nadie vive aquí. Todos los muebles están en su sitio, eso si una capa de polvo los cubre como el manto de un bebe lo abraza para que duerma feliz y sin pesadillas...

Una gélida ráfaga recorre mi cuerpo y hace que me detenga un poco antes de avanzar más, pues tengo una sensación extraña, una sensación vieja, una sensación familiar...

Mis pies van avanzando, caminando por las agrietadas baldosas del suelo, por las que las plantas crecen sin ningún fin.
Las escaleras crujen a mi paso, y la barandilla de madera medio rota no me atrevo a tocarla, pues me vuelve esa sensación, pero esta vez más intensa...

Hay muchas habitaciones, todas las puertas están cerradas y al final del pasillo hay un cuadro lleno de polvo, el cual no alcanzo a ver bien.
Me acercó a él con cuidado, pues la casa entera rechina como si intentase hablarme como si intentase advertirme...

Me armó del valor que me queda y limpio el cuadro con mi mano desnuda, quedando todo el polvo en mi mano y una mirada de terror en mis rostro...

Es un viejo retrato. De hace muchos años. Una joven sonríe, por aquel entonces no tenía problemas, todo era perfecto...

Esa joven de sonrisa vivaz soy yo...

Tristeza irremediable que causa tanto dolor inunda todo mi cuerpo sin ningún tipo de pavor...
Es como un veneno que ensucia mi sangre volviéndola de un color tan oscuro que ni siquiera una luz podría iluminar...
Grito desgarrador que llena toda la habitación donde me encuentro pero nadie oye, esta tristeza, esta soledad acabará volviéndome loca...
Preciosa y triste locura que vive en mi interior, es tarde para mirar atrás pero no para mirar adelante, este es mi nuevo yo y el mundo tendrá que aceptarlo...

Mi sangre se vuelve hielo y fuego al mismo tiempo, escalofríos recorren todo mi cuerpo intentando que me rinda, intentado que me de por vencida...

Jamás, es mi respuesta, pues aunque mi sangre y mi mente se vuelvan contra mí yo seguiré luchando....

Luchando por mi preciosa y triste locura.