dissabte, 21 de setembre del 2013

La luz baña mi piel como el rocío cae sobre los árboles, no estoy en mi cuarto, ni tampoco en mí lugar de residencia, abro los ojos con cuidado pies la tenue luz del sol me molesta bastante...

Me incorporo pensando que sigo siendo aquella niña de seis años, pues mi fiel compañero, ese osito de peluche que me acompaña a todas partes está a mi lado, dedicándome la misma sonrisa todas las mañanas desde que esta conmigo, a él nada le entristece, por eso es mi mejor amigo.

Pero todo cambia cuando veo que mis ropas no son el pijama que me solía poner mi madre, sino que llevo una indumentaria de los más sexy, acorde con mi cuerpo, el cual ya no es el de una niña, ¿qué ha pasado? ¿por qué he crecido de repente?

Tantas cosas soñadas, tantas cosas por vivir, han pasado ante mí sin darme cuenta, he dejado pasar tantas oportunidades que ahora empiezo a notar un vacío, que me come por dentro, un vacío que ennegrece toda mi alma, pero el corazón me dice que siga por la senda que esta marcada, por esa senda que está ante mí, la borrosa, porque esa es mi vida, la que yo me voy labrando con cada gesto, con cada palabra, con cada acto y pensamiento...

Solo yo soy responsable de mi vida y lo que ocurre en ella...
Yo soy la que lleva las riendas.