Junto a tu lápida y con desesperación cierro los ojos, dejo que las lágrimas recorran mi cara hasta llegar al suelo, el graznido de un cuervo hace que mis ojos ahora cubiertos por la pintura negra de ojos miren hacia el cielo, un cielo azul despejado, nada que ver con mis sentimientos, nada que ver con los nubarrones negros que hay en mi interior...

De nada sirve lamentarse ya, pues ahora no estás, te has ido de mi lado dejándome sola en este mundo que solo tu mirada hacia que valiese la pena levantarse por las mañanas, solo tu dulce voz hacia soportable el día a día...

Golpeo con el puño cerrado la húmeda tierra de alrededor de tu lápida, y como por arte de magia empiezo a sentirte, tu presencia dentro de mi no se irá jamás, pero entonces tu dulce voz, ahora como un susurro me dice que no me preocupe que estás bien y que siempre velarás por mi, que no te vas a ningún sitio...

Que me vas a esperar... 

Nuestras mirada se cruzan, expresando muy poco de lo que arde en nuestro interior, una tímida sonrisa, una caricia casual, esa sensación de estar cada vez más lejos, aunque estés sentado a mi lado...

Cada día nos carcome por dentro la oscuridad en la que nos sumergen nuestros propios pensamientos, las sonrisas que nos sacan los recuerdos, esa añoranza que creemos sentir cada vez que nos decimos un adiós...

Mi cuerpo dice quiero, pero mi alma tiene miedo... ¿a qué?
A todo y a nada.

En mis labios puedes ver las palabras que quiero que oigas, las palabras que deben existir, las que son y siempre serán...
Pero si ves mis ojos dicen lo que realmente siento, los sentimientos que nunca afloran, los pensamientos que tengo a diario, lo que nunca debería ser oído...

Nuestros pensamientos estarán entre el bien y el mal, aunque todo es relativo, pero yo esas caricias que me estremecen aun siendo inexistentes no las cambio por nada...

Miedo a no hacer lo correcto, a estropearlo todo, el miedo es un sentimiento que te hace dudar, que te hace ser alguien que no eres, a no pensar con claridad...

Tristeza, es lo que siento al ver que tus palabras se apagan, como si perdieras la esperanza, como si ya no tuvieses ganas de nada...

Rabia, por ser como soy, por no poderlo dar todo, por tener la cabeza llena de contradicciones, que no hacen bien alguno a nadie...

Tranquilidad, es lo que siento a tu lado, cuando solo estamos los dos, me tranquiliza tu sola presencia, y me animan a seguir adelante...

Alegría, es lo que siento cuando me miras y no se lo que piensas, cuando me regalas una de tus sonrisas...

Un gesto vale más que mil palabras, al menos eso se dice...
Pero no siempre es así... no, pues, si las palabras que dices te salen de lo más profundo de tu interior...

Sueños imposibles de realizar...
Soñando con tus caricias, con tus besos, te siento tan cerca y a la vez tan lejos que no se como voy a poder soportar esta tortura...

A veces lo más fácil es seguir los impulsos, dejar atrás todo pensamiento que haga que te sientas mal, dejarte llevar por el momento, solo se vive una vez y si no haces algo que te apetece luego lo lamentarás toda tu vida...
Vive al límite, prueba todo lo que te de placer, todo lo que te dañe, todo lo que te haga reír, así en un futuro no pensarás en que hubiese pasado si hubieras realizado todas esas cosas que se te pasan por la cabeza...

Lo que realmente tienes que hacer es controlarte, hacer lo único que sabes que es seguro, lo que no te va a dañar, lo que no te haga reír, porque esa sonrisa puede llevarte a algo más, que luego puede conllevar a un gran arrepentimiento...
Vive en un entorno saludable, en un entorno en que lo más peligroso sea lavarte los dientes, así cuando en un futuro pienses en tu vida, dirás que vida más lúgubremente normal he tenido... me conformo...

Esta es la contraposición a la que se enfrentan a diario millones de humanos al día...

Con lo fácil que es mandarlo todo a pasear por el alegre y oscuro inframundo.