diumenge, 28 d’octubre del 2012

Junto a tu lápida y con desesperación cierro los ojos, dejo que las lágrimas recorran mi cara hasta llegar al suelo, el graznido de un cuervo hace que mis ojos ahora cubiertos por la pintura negra de ojos miren hacia el cielo, un cielo azul despejado, nada que ver con mis sentimientos, nada que ver con los nubarrones negros que hay en mi interior...

De nada sirve lamentarse ya, pues ahora no estás, te has ido de mi lado dejándome sola en este mundo que solo tu mirada hacia que valiese la pena levantarse por las mañanas, solo tu dulce voz hacia soportable el día a día...

Golpeo con el puño cerrado la húmeda tierra de alrededor de tu lápida, y como por arte de magia empiezo a sentirte, tu presencia dentro de mi no se irá jamás, pero entonces tu dulce voz, ahora como un susurro me dice que no me preocupe que estás bien y que siempre velarás por mi, que no te vas a ningún sitio...

Que me vas a esperar... 

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada