divendres, 13 de febrer del 2015

Noche oscura en la que cualquiera se estremecería.
Noche fría que te envuelve sin importar quien seas.
Noche en la que lo único que se ve es la Luna reflejada en mis ojos, esos ojos azules que provocan que todo a mi alrededor se vuelva gris, triste y sin sentido.

Mi caminar es lento, descuidado pues nadie puede dañarme, pasan a mi lado sin importarles si se tropiezan o me dan un codazo, mi sola presencia ya les inquieta, les hiela la sangre...

Mi mirada se posa en todos ellos, tan contentos, tan llenos de esperanzas, sueños...
Vida.
Una vida que se les escapará de las manos tarde o temprano, una vida que no sabrán apreciarla hasta que estén al borde de perderla.

Pero de eso me encargo yo, de hacerles saber que no todo es para siempre y que alguna vez todo acabará, se esfumará, se les escapará entre los dedos al igual que a mi me pasó hace tiempo y entonces ya será demasiado tarde.

Yo no tuve oportunidad de elegir, me obligaron a entrar en esta vida sin pedir mi opinión, sin saber si la quería... yo no soy así...

A mí me gusta mirarlos a los ojos, ver sus más profundos deseos y aún más la maldades realizadas o por realizar, así sé seguro quien lo merece y por que no admitirlo me gusta ver sus caras descompuestas por el horror al mostrarles lo que les espera tras la muerte, frío, oscuridad, nada...

Algunos vuelven a casa con la lección aprendida pero otros no corren la misma suerte, pues sus almas no son merecedoras de las vidas que llevan y yo, solo yo soy el encargado de apoderarme de ellas, de devorarlas...

El alma no tiene la culpa de nada, es el propio cuerpo y mente quien la corrompe.