dimecres, 5 de juny del 2013

La tenue luz de la luna ilumina el camino del lobo, que aunque rodeado de su fiel manada, se siente solo y desprotegido, no le asusta enfrentarse a sus enemigos, pues a los que más teme es a sus amigos, aliados, de aquellos que no puede esperar tal traición.

El lobo solo ha seguido su instinto, no ha querido herir a nadie, al menos no a propósito, pero fuerzas oscuras impiden que continúe su paso firme hacia delante, hacia su verdadero objetivo, donde le espera el más grande de los reinos jamás visto.

Una suave pero intensa música empieza a sonar, algo va mal, no es lo que esperaba, pues al son de esa música, que es tan bella como mortal, empiezan a caer todos sus aliados de la manada, hasta el punto de solo quedar dos en pie, sin creerlo el lobo intenta resistirse, pero es inútil, pues al fin y al cabo toda su manada a caído, ahora si está solo, solo y rodeado por caras conocidas.

Levanta el hocico hacia la luna y con el aullido más esplendoroso que jamás se haya oído se despide del todos, del mundo, de la vida.

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