diumenge, 23 de juny del 2013

Todo a mi alrededor es verde y maravilloso, los árboles de hoja perenne mecen sus hojas como si estuviesen bailando de felicidad, la corteza de los árboles tiene un color vivo y las enredaderas abrazan los troncos de la manera más suave y tierna que nunca te pudieses imaginar.

Los pájaros silban sus canciones más bonitas y plenas que jamás haya podido oír, todo es perfecto, en una armonía llena de belleza, cualquiera que estuviese en medio de este grandioso bosque tendría una sonrisa de oreja a oreja, los ojos le brillarían con una una intensidad que ni el mismísimo sol podría igualar.

Pero en cambio de mis ojos solamente salen lágrimas de tristeza y soledad, lágrimas transparentes que nadie es capaz de percibir, por más que no paren de salir.

Poco a poco me hundo bajo la verde hierba, desaparezco de este mundo, me fundo con la naturaleza, porque en este mundo no hay cabida para la tristeza, por eso el bosque elimina todo aquello que le pueda quitar belleza a este sitio tan bonito y encantador, pues por joven y bella que sea, si en mi interior solo hay oscuridad y melancolía, el bosque me hunde en su espesura para que el sitio siga siendo un lugar maravilloso y lleno de verdadera belleza.

Porque en este lugar es cierto aquello de que lo que importa es el interior, pues si el exterior es bello pero el interior es todo fealdad, la naturaleza te elimina para que no contamines su brillante y delicada hermosura.

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