diumenge, 3 de febrer del 2013

Nunca pensó que le pudiese pasar a ella.
Siempre le recordaban que mirase bien el gas, que estuviese todo bien cerrado, ya que uno de sus muchos vicios era el tabaco, y una pequeña fuga de gas podría llevarse su vida por delante.

Pero ahora ya es tarde, pues ahí se encuentra, entre cuatro paredes chamuscadas por las llamas del fuego, ahora ya extinto, mirando su propio cuerpo inerte que solo podrían reconocer por una cosa llamada ADN.
Se pregunta que como puede ser que ella, que tenia toda una vida, que era alguien, que pensaba, hablaba, lloraba, acariciaba, besaba...Pueda haberse convertido en un cuerpo carbonizado, negro como el carbón, en algo sin vida, en algo que no es ella...

Una luz resplandeciente brilla a sus espaldas, y parece mucho más bonita que la visión que tiene ahora mismo ante ella, así que decide seguirla, llegando hasta una ventana, donde los cristales que la adornaban están esparcidos por el suelo, que ella pisa sin que le duela.

Ante ella se abre paso el paraíso, o al menos es lo que quiere creer, para dejar todo lo ocurrido atrás y empezar una nueva vida.

Una vida sin traiciones, decepciones, tristezas...
Una vida que se pueda forjar ella misma donde sus propias decisiones no puedan hacer de ella un simple conjunto de ceniza negra y condenada a desaparecer en el recuerdo de nadie...

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