dissabte, 6 de juliol del 2013

La naturaleza es sabia, y solamente ocurre una vez cada  unos cuantos milenios, no se sabe si es por el viento, las raíces los árboles o simplemente es el conjunto de fenómenos naturales que se llevan a cabo...

En el hueco de un  fuerte y sano roble se había estado formando una nueva vida, una nueva especie, se estaba creando una criatura, la cual no era ni humana, ni vegetal, era una mezcla de los dos.
Había nacido la hija del bosque, la hija de la madre Tierra.

Con los pies hechos raíces hasta su total maduración, no sabe nada del mundo exterior, tiene que aprenderlo todo desde el principio, los animales la ven como a una de los suyos, no la temen, sino todo lo contrario, la adoran, sienten fascinación por esa criatura, que en breve podrá levantarse y caminar con sus propios pies, en vez de quedarse quieta en dicho hueco como si de un árbol más se tratase.

Mira a su alrededor, todo es verde y la brisa que acaricia su piel la hace estremecerse, siente miedo por el exterior, se siente segura en el roble, en su hogar, pero entonces una voz, la de su madre, le hace comprender que por muy segura que se sienta en un sitio, tiene que armarse de valor y salir, pues la vida que le ha dado no es para que la desperdicie en un agujero de un árbol, sino para ver mundo, para que difunda el mensaje que al parecer los humanos no entienden....

Nuestra Madre Tierra se muere, y los únicos responsables son los propios humanos que habitan en ella. 

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