Oigo las gotas de lluvia como se estrellan contra el cristal de mi ventana, el día es gris, frío y sin un ápice de sol... Está lleno de vida.

Me froto las manos anhelando tu calor, pues aunque estoy dentro de casa, resguardada del frío, las manos las tengo heladas...

Miro al cielo y las nubes grises avanzan poco a poco. Sola en mi cuarto toco mi mejilla, cierro los ojos imaginándome que son tus frías manos las que me acarician. Caricias suaves, como si temieses que mi piel se rompiese, como si se tratase de la porcelana más frágil que nunca hayas tenido entre tus manos.

Puedes creerme o no, pero en estos momentos es cuando acudes a mi mente, tu rostro, tu sonrisa, tu mirada...

Todos esos recuerdos que no podría borrar aunque quisiera...