dijous, 3 de maig del 2012

Siempre hay días en los que te sientes sin ganas de nada.
Días en los que preferirías no levantarte de la cama.
Días en los que te encerrarías en tu propia triste pero cálida oscuridad acompañada de su amiga la soledad...

Sientes que tienes el mundo sobre tu espalda y que en cualquier momento se va a quebrar en mil pedazos, como un puzzle imposible de recomponer, como un cristal roto que no se puede arreglar. 

Pero entonces, como caído de la nada esta esa mano.
Una mano amiga que te ayuda a levantarte si te caes. 
Una mano amiga que te ayuda a soportar todas esas cargas. 
Una mano amiga que te seca las lágrimas cuando brotan de tus ojos y resbalan por tus rosadas mejillas. 
Una mano amiga que por mucho que hagas o que digas siempre estará ahí. 

Una mano amiga a la que estrechar con fuerza y no soltar nunca en la vida. 

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