dimarts, 29 de maig del 2012

Muñequita encantada, que desea gustar a los demás.
Muñequita de porcelana que solo le importa su exterior. 

Tu rostro sin sentimientos se refleja en el espejo y los ojos inexpresivos buscan un atisbo de aquella alegría que una vez tuviste, una pizca de aquello que realmente importaba...

Ahora solo eres una marioneta que baila al son de unos pajaritos, una marioneta que poco a poco se va consumiendo, desgarrando por dentro, hasta que solo queda una fina capa de piel con todos esos huesos al descubierto que ni siquiera tu sabías que existían... 

Lloras, añorando aquellos tiempos en que eras una niña pequeña que jugaba en el jardín... 
Una niña pequeña que jugaba a ser Dios con los pajaritos en vez de que ellos la usaran como un objeto, como algo que no se puede herir... 

Pero esas lágrimas están vacías, al igual que todo el resto del cuerpo...
Actúan por ella...
Hablan por ella... 
Sonríen por ella... 
Piensan por ella... 

Puedes llorar todo lo que quieras si así sientes algo, pues una vez caes en las garras de esos pajaritos trajeados y de dulce sonrisa no hay vuelta atrás... 

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