Canción encantada que hace que su cuerpo baile sin control.
Una vez la vió y ya no la volvió a dejar. Tal era su belleza que decidió componer una canción que solamente ella pudiese oír y así caer rendida a sus brazos hacía un mundo de tinieblas y oscuridad donde la única luz fuese ella.

Un vestido de seda más blanco que su piel era lo que llevaba puesto cuando se adentraron en la oscuridad, sus ojos verdes esmeralda parecía no decir nada y decir todo, mirando al infinito, anonadada por el cántico que solo llegaba a sus oídos.

Su pelo se confundía con la oscuridad, tan negro como el carbón, tan suave como el pelaje de un gato domesticado y tan salvaje como un león.

Una vez en lo más profundo dejó de sonar la música y ella despertó, miró a su alrededor y solo se encontraba él, asustado por su reacción, asustado por si huía, asustado por si la perdía....

Y fue entonces cuando esa misma mujer empezó a danzar a su alrededor entonando esa misma canción...
Era su propia voz la que había oído en toda la travesía...
Había sido a él al que había atrapado...
Encantado...